A lo largo de la historia, en nuestra cultura, ha surgido la idea de los celos como muestra del amor que siente el otro hacia nosotros, como un reflejo de la necesidad que tiene de sentirnos, de que lo/la amemos. Por ello, hay quien piensa que los celos son algo positivo en la relación, que unen a los enamorados y fortalece su unión. Pero, ¿realmente es así?
Antes que nada, hay que definir qué son los celos. Es un sentimiento de una de las dos personas de la pareja, que puede surgir ante la idea de que el/la otro/a se dé a una tercera persona, dejando de dedicar tiempo y amor a él/ella. Es decir, puede aparecer porque piense o imagine que su pareja esté teniendo otra relación con un tercero, o, simplemente, que dedique más tiempo a estar con otras personas o a hacer otras cosas sin la pareja. Por ejemplo, se puede sentir celos por el tiempo que dedica el/la otro/a a estar con sus amigos o familia.
¿Por qué surge ese sentimiento? La persona celosa tiende a querer estar con su amada/o constantemente, necesita en todo momento sus muestras de amor, saber dónde está, etc. Esto se debe a la inseguridad. Puede llegar a pensar que no es lo suficientemente bueno para el/la otro/a, o que otras personas pueden ser más valiosas para su pareja que ella/él misma/o. Por tanto, los celos no nacen del amor, nacen de la desconfianza, de la inseguridad. ¿Puede algo así ser bueno para el amor?
Cuando una persona tiene celos, y desconfía, tiende a intentar compensar esa falta de seguridad en la relación, ejerciendo control. Algo así como: "cuanto más tiempo esté con ella/él, más difícil es que me engañe o esté con otros". Por ello, empieza a controlar (preguntar dónde y con quién está la pareja; mirar en las redes sociales, cotillear el móvil, etc). Puede parecer que es algo sin importancia, pero también puede llegar al punto de que intente aislar a la pareja del resto de relaciones personales (familia y amigos: "cuanto más lejos esté de los demás, más cerca estará de mí").
Cuando aparecen los celos en una relación, pueden pasar dos cosas:
1. Que la otra persona no acepte el control, y sea fuente de conflicto y separación;
2. O que la otra persona acepte, en cierto modo, el control de su pareja (porque "significa que me quiere", o "es curiosidad", o "es porque se preocupa por mí"). En estos casos, se está favoreciendo que el/la otro/a controle, y cuanto más control tenga, más querrá tener. Se alimenta su inseguridad al darle explicaciones, al dejar que tome decisiones en la vida del otro/a, etc., por lo que este tipo de conductas tenderán a aumentar: cada vez lo hará con más frecuencia y con más intensidad. Es decir, puede empezar preguntando la contraseña de una red social, y pasado un tiempo, romper el móvil del otro porque no le ha dado explicaciones al salir de casa.
Por tanto, ¿los celos alimentan el amor y la relación? NO. Más bien, atan, obligan, y destrozan el amor.
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