Cuando oímos hablar de alguna actividad que nos llama la
atención es normal que nos surjan muchas preguntas. A veces, esas preguntas no
llegan a encontrar respuesta, bien porque nosotros mismos nos quedamos parados
sin buscarlas, bien porque buscamos pero no encontramos.
Aquí, voy a dar respuesta a posibles preguntas que os puedan
surgir antes de comenzar.
¿QUÉ ES?
Es ser plenamente consciente de cada momento. Es decir,
prestar atención a todo lo que sentimos (sensaciones corporales, ruidos,
emociones, olores, sabores, pensamientos, imágenes…).
Para conseguirlo, hay que practicar. Trabajando y
ejercitando nuestra atención es como conseguiremos conectar con el presente.
¿CÓMO SÉ SI ME HACE FALTA?
Todos solemos vivir pensando en el pasado (aquello tan
horrible que nos ha pasado) y en el futuro (todas las cosas que tenemos que
hacer). ¿Por qué pasa esto? Porque nos cuesta asimilar esas cosas que no han
salido como queríamos, y le damos vueltas para entender qué ha pasado. Pensamos
en el futuro porque la sociedad en la que vivimos nos ha enseñado que tenemos
obligaciones que no podemos desatender, y que tenemos que hacerlo todo cuanto
antes. Tenemos que encargarnos de mil cosas a la vez, nos angustiamos y
pensamos en lo que tenemos que hacer luego para intentar planificarnos o
intentar evitar que se nos olvide.
Por esto, en muchas ocasiones, hacemos las cosas sin darnos
cuenta. Se nos quema la comida, salimos de casa sin saber si hemos echado la
llave, no escuchamos lo que nos dice otra persona porque estamos pensando en
otra cosa, conducimos hasta llegar a casa y no sabemos qué camino hemos tomado…
Todo eso son ejemplos comunes que nos indican que no prestamos atención plena
al presente.
¿QUÉ BENEFICIOS TIENE?
Vivimos la experiencia. Somos conscientes de lo que ocurre a
nuestro alrededor y de lo que nos ocurre a nosotros mismos. Esto nos puede
ayudar a disfrutar más de la vida, a sacarle todo el jugo. Nos puede ayudar a
relajarnos, a dormir mejor… Pero al practicar, el objetivo debe ser conectar
con el momento presente. Es decir, el objetivo del ejercicio es practicar el
ejercicio. Si buscamos otra meta que no sea contactar con el presente, podemos
alejarnos de la Atención Plena, y terminar por abandonarla. (Por ejemplo,
podemos practicar para dormir mejor, pero puede que al practicar estemos
pensando en eso en vez de prestar atención al ejercicio, por lo que no hacemos
bien el ejercicio. Entonces, podemos pensar que no sirve, y dejarlo). Si practicamos
para conectar con el presente, los beneficios secundarios llegarán solos, y en
su momento.
¿QUIÉN LO PUEDE PRACTICAR?
Todo el mundo. Da igual la edad, estudios, religión… Sólo se
trata de conectar con el presente, no tiene ninguna limitación.
¿TENDRÉ TIEMPO PARA HACERLO?
De las 24 horas del día, resta las horas que dediques a
dormir. Las horas que te salgan son las horas de las que puedes disponer para
practicar la Atención Plena: mientras comes, mientras caminas, mientras charlas
con amigos, mientras trabajas, mientras haces actividades lúdicas, mientras
respiras.
¿CÓMO SÉ SI LO HAGO BIEN?
Hay algunas indicaciones básicas:
- Postura corporal: si lo haces sentado, que la espalda esté recta, los pies apoyados en el suelo y las manos, en el regazo o en las piernas.
- Ambiente: se recomienda buscar un sitio sin distracciones y un momento sin cosas urgentes por hacer (por ejemplo, silenciar el teléfono, estar solos, que no haya ruido, y no tener que estar pendiente de hacer nada, para no distraernos).
- Evitar juicios de valor: no juzgues si lo que haces está bien o mal, estarás pendiente de ello mientras practicas y te distraerás más. Además, puedes juzgar que lo haces mal y dejar de hacerlo. No importa si te distraes muchas veces, o notas que no te relajas, o que cambias la postura. Lo que importa es darse cuenta de ello. Si te das cuenta, vas por buen camino.
¿LO PUEDO HACER EN CASA?
Lo puedes practicar en cualquier lugar: en casa, en el
autobús, en el coche, en el parque, por la calle, en la playa, en la montaña,
en el bar de la esquina… Sólo necesitas estar allí.
¿ME TENGO QUE APUNTAR A CLASES?
No tienes la obligación de hacerlo. Puedes hacerlo si
consideras que te va a resultar positivo. Por ejemplo, habrá personas que no
tengan posibilidad de ir a clases, pero sí puedan buscar recursos (por ejemplo,
libros, audios, etc), estén muy motivados y practiquen. En cambio, puede haber
personas que no estén muy seguros y terminen dejándolo si lo hacen por su
cuenta.
Por otro lado, el ir a sesiones para aprender Mindfulness
puede ayudar porque el aprendizaje es más pautado y supervisado; las sesiones
suelen ser en grupo, por lo que se comparten experiencias que pueden ser
enriquecedoras; se ayuda a crear una rutina de práctica; y se pueden resolver
dudas fácilmente. Sin embargo, para hacerlo, hará falta tiempo, dinero, y poder
desplazarse.
Lo importante, en ambas opciones, es que puedas aprender y
conectes con el presente a menudo.
¿QUÉ EJERCICIO ES EL MEJOR?
Todos son igual de buenos. Puedes elegir hacer uno o
hacerlos todos, combinándolos como más te guste. El único requisito es atender
al presente, y con todos los ejercicios lo puedes conseguir. Si alguno de ellos
te cuesta más, puedes elegir practicarlo más hasta que superes esa dificultad
o, simplemente, hacer otro ejercicio. Lo importante, como he dicho, es
practicar para poder conectar con el presente. Es mejor hacer todos los días un
mismo ejercicio que dejar de practicar porque nos frustramos con uno de ellos.
A parte de esto, sí que os recomendaría un cierto orden a la
hora de practicar los ejercicios que os puede ayudar: empezar por los más
sencillos y continuar con los siguientes cuando notéis que no tenéis
dificultades con ese ejercicio. En concreto, el orden de los ejercicios iría
así: 1) los centrados en la respiración; 2) los centrados en el cuerpo o “body
scan”; 3) los centrados en los pensamientos; 4) los centrados en las emociones;
y 5) los centrados en la compasión.
Los ejercicios informales, como el ejercicio de la pasa (es
decir, comer con Atención Plena) o caminar con Atención Plena, se pueden poder
en práctica en cualquier momento del aprendizaje. Son ejercicios sencillos, que
no requieren tiempo adicional, porque los practicamos mientras que comemos o
caminamos a lo largo del día. Y también nos sirven para conectar con el
presente.
(Por cierto, si no os gustan las pasas, o aunque os gusten las
pasas, podéis practicar el ejercicio con un bombón Ferrero Rocher. Os aseguro
que la experiencia cambia, sobre todo, si soléis comeros el bombón a
bocaditos).
Creo que he dado respuesta a la mayoría de las preguntas que
pueden surgir (todas las que se me han ocurrido). Si tenéis otra que no he
incluido, preguntarla.
Os dejo también información que puse en la entrada anterior,
por si os queréis practicar:
- Un libro sencillo y muy
práctico: Teasdale, J., Williams, M., & Segal, Z. (2015). El camino del mindfulness: un plan de 8 semanas para
liberarse de la depresión y el estrés emocional (Paidós.). Barcelona.
- Un enlace de internet con audios de práctica: http://www.mindfulnessvicentesimon.com/audios
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