lunes, 23 de julio de 2018

CÓMO DISFRUTAR AL 100% DE LAS VACACIONES


Aunque ya llevamos más de un mes en verano, la mayoría de la gente comienza sus vacaciones en estas fechas. Como todo cambio, puede generar cierto estrés (atascos, aeropuertos, hacer las maletas, estar todos juntos, a veces, en espacios más pequeños...). Otras veces, simplemente, puede que no vayamos al sitio que nos hubiera gustado, o que no podamos irnos a ningún sitio. Esto también genera emociones negativas que pueden chafarnos esos días que tenemos para descansar y disfrutar, aunque tengamos que quedarnos en casa. Practicar Mindfulness puede ayudarnos a saborear y disfrutar más de estos días, aunque no sean como hubiéramos deseado en un principio. 

Mindfulness se basa en unos principios, que nos ayudan a tener una actitud más abierta a la experiencia, lo que nos permite conectar con ella en cada momento y ser plenamente conscientes de todo lo que vivimos. Esos principios son los siguientes:

- No juzgar: cuando valoramos o juzgamos lo que hacemos o tenemos, o hacen o tienen otros, el resultado es que nos cargamos de ideas y opiniones negativas, que no nos llevan a ningún sitio. Este tipo de pensamientos nos distraen de la vida y nos impiden disfrutarla. Así que: evita centrarte en esos pensamientos que te dicen que no vas a disfrutar tanto como querías por no ir o hacer lo que te hubiera gustado.

- Paciencia: eso de saber esperar a que las cosas lleguen cuando tengan que llegar, y que consigamos las cosas cuando podamos, nos permite no centrarnos tanto en lo que está por llegar y podamos vivir el momento presente, lo que tenemos ahora. Así también evitamos esa frustración por lo que nos falta o no podemos hacer. Y esto, también podemos aplicarlo a nuestras vacaciones: disfruta de todos tus días libres, aunque lo que quieras hacer sea sólo al final de tus vacaciones. Lo que esperas, llegará. Mientras tanto, puedes hacer otras cosas muy satisfactorias. Y si aprovechas esos días para estudiar o hacer algún curso, con una fecha límite, date cuenta de que necesitarás tiempo para avanzar, y dátelo.

- Mente de principiante: es la mirada que tienen los niños cuando ven algo nuevo, y se preguntan qué es, y se fijan en todos sus detalles. Esa atención que le ponen a las cosas les permite saborear todo lo que tienen delante, disfrutar cada momento. Por lo tanto, fíjate en todos los detalles, sobre todo, si viajas. Fíjate en los colores del cielo, la brisa, el olor del mar, el ruido de las olas, o el canto de los pájaros, el color de los edificios, el sabor y olor de las comidas, las sonrisas de las personas, y aquello de lo que te hablan. Aunque estés en un sitio donde has esto mil veces, si prestas atención, seguro que descubres algo nuevo, que lo vives de forma distinta.

- Confianza: en este caso, se refiere a confiar en uno mismo, en nuestro instinto y en nuestras emociones. Si no te sientes cómodo con algo, no lo hagas o no lo sigas. Y si crees que algo te va a aportar cosas positivas, tírate a la piscina.

- No esforzarse: a veces, tratamos de hacer o de lograr cosas que son muy difíciles de alcanzar, y ese sobreesfuerzo nos genera malestar, frustración, cansancio, mal humor... Prestar tanta atención cuando no se está acostumbrado, también puede ser un sobreesfuerzo. Por tanto, vive tu verano con atención a la experiencia, pero no te obsesiones con eso, no se trata de verlo todo, ni de escucharlo todo, ni de hacerlo todo. Se trata de disfrutar aquello que hagamos, aunque sea ver una película en el sillón.

- Dejar ir: se trata de dejar ir a aquellas cosas, pensamientos, ideas a las que nos aferramos. El apegarnos fuertemente a algo nos puede generar dolor, porque no seremos capaces de soltarnos de eso, pero a veces, no podemos evitar esa separación. Por tanto, luchamos contra algo inevitable, una batalla perdida. En esos casos, siempre es mejor aprender a soltar aquellas cosas que no podremos tener siempre. Por ejemplo, se trataría de no aferrarnos a la idea de que para disfrutar las vacaciones, tenemos que ir a un hotel en primera línea de playa. Si cedemos en esto, podremos darnos cuenta que podemos disfrutar en cualquier lugar, aunque no salgamos de nuestro barrio.

- Aceptación: es admitir que las cosas sean como son, en cada momento, y no pretender cambiarlo. Igual que el cielo es azul y no pretendemos que sea de otra forma, se trataría de aceptar las cosas que sí podemos hacer, y las cosas que no podemos cambiar, sabiendo que todo tiene su parte buena y su parte mala, pero viviendo cada experiencia. Si intentamos cambiar algo que no podemos, sólo nos frustraremos, e invertiremos tiempo y esfuerzo para no alcanzar lo que queríamos. Así, si en las vacaciones vas a un sitio que no te gusta, acepta que va a ser así, siendo consciente de que es lo que vas a vivir, y que habrá cosas que sí te gusten, y otras que no, pero dispuesto a saborerar  la experiencia.

Puede ser difícil aplicar estos principios a nuestra vida si no hemos practicado Mindfulness antes, pero puede darnos una idea de cómo vivir estos días con una actitud más abierta la experiencia y lo que vivamos, disfrutando algo más.

domingo, 1 de julio de 2018

7 COSAS QUE NO DEBES HACER ANTES DE DORMIR


Son muchas las personas a las que les cuesta conciliar el sueño. Generalmente, se debe a malos hábitos, que se mantienen en el tiempo, haciendo que el cuerpo se acostumbre a dormirse tarde y por agotamiento total. Pero cuando el cuerpo no descansa lo necesario (generalmente se recomienda entre 7 y 8 horas sueño), de forma habitual, puede producir efectos negativos en la vida de las personas. Por ejemplo, la fase REM del sueño está implicada en procesos de aprendizaje y memoria, por lo que puede implicar dificultades a estudiantes. También puede conllevar peor rendimiento en el trabajo, más irritabilidad, menor capacidad de atención...

El descanso es un proceso tan necesario para vivir como el beber y alimentarse, por lo que unas malas costumbres pueden perjudicar gravemente a nuestro bienestar, sobre todo, si se mantienen a lo largo del tiempo. Además, debemos tener en cuenta que, con el paso de los años, pueden ir apareciendo problemas de insomnio, por lo que es importante tener buenos hábitos de sueño desde el principio, ya que evitaremos que el insomnio aparezca en nuestras vidas antes de tiempo.

A continuación, os dejo varios ejemplos de cosas que no es recomendable hacer justo antes de dormir, puesto que interfieren directamente con el descanso:
  1. Ver películas o series de miedo, o que nos generen emociones fuertes, porque nos activan, nos despejan.
  2. Mirar redes sociales en el móvil: por dos motivos, la luz de la pantalla, nos despeja y, a parte, mirar las redes sociales es una actividad que no acaba nunca. Puedes seguir y seguir durante horas, y no eres consciente de cuánto tiempo llevas mirándolo, por lo que si lo haces antes de acostarte, retrasarás el momento de dormirte de forma indefinida.
  3. Jugar a videojuegos. Es una actividad que nos despeja, y que nos tensa, aunque nos parezca divertido, porque el objetivo del juego cuesta alcanzarlo, e intentamos lograrlo, una y otra vez. Eso nos mantiene despejados y atentos a cualquier estímulo, para reaccionar a tiempo en el juego.
  4. Tomar bebidas con cafeína, teína... aunque nos parezca que no nos ponen nerviosos, hacen que nuestro cuerpo esté activo, por lo que nos costará algo más conciliar el sueño, aunque nos parezca que no nos influye.
  5. Cenas copiosas: una digestión difícil interfiere en el descanso.
  6. Discutir: es algo que no podemos controlar completamente, pero si ocurre, siempre podemos solucionarlo, intentar resolver la discusión y llegar a un punto de acuerdo antes de dormir. Las emociones negativas fuertes, el enfado, hace que nos tensionemos, y es justo lo que debemos evitar.
  7. Hacer tareas pendientes con prisas: las prisas no ayudan a conciliar el sueño. Si justo antes de acostarnos, hemos estado haciendo algo muy deprisa, generamos en nuestro cuerpo una activación que va a seguir existiendo al ir a dormir, y que nos puede dificultar coger el sueño.
Por tanto, siempre es mejor dejar este tipo de actividades para unas horas antes de acostarnos. Así, daremos a nuestro cuerpo cierto margen de tiempo para que pueda relajarse antes de acostarnos.