viernes, 3 de abril de 2020

PAUTAS PARA PERSONAS CON TRASTORNO MENTAL Y SUS FAMILIAS DURANTE EL CONFINAMIENTO


La situación actual que vivimos, de incertidumbre, confinamiento, separación de nuestros seres queridos, cambio de rutinas, problemas laborales, etc, nos puede generar un gran estrés. Gracias a ciertos recursos y habilidades que estamos desarrollando, estamos aprendiendo a manejarlo. Sin embargo, hay personas con una especial vulnerabilidad, que se ven afectadas en mayor medida, y que tienen más dificultades para afrontar adecuadamente esta situación: personas con depresión, ansiedad, o cualquier otro trastorno; personas con demencia; niños con trastornos del desarrollo; personas con discapacidad... Para ellos, un cambio de rutinas, no poder acceder a los recursos sociales que antes les ayudaban, el no poder salir del domicilio, etc, puede suponer un importante nivel de estrés. Esto, en algunos casos, puede producir problemas en su comportamiento, como un aumento de la sintomatología que presenten.

Por ello, es importante intentar actuar en estos casos, para frenar el impacto que pueda tener este estrés adicional en su día a día.

¿Qué pueden hacer ellos mismos para afrontarlo?

- Mantener el contacto con sus seres queridos, amistades y conocidos, en la medida de lo posible, y evitar quedarse solo.
- Compartir sus emociones, hablar de cómo se siente y de sus preocupaciones.
- Colaborar, en la medida de lo posible, en las tareas cotidianas. Es importante mantenerse activo y sentirse útil.
- Realizar actividades gratificantes, que le diviertan y le alegren.
- Planificar actividades para hacer sólo o acompañado, para evitar grandes periodos de tiempo donde no se haga nada, y quede vía libre para el aburrimiento, el desánimo, la ansiedad...
- Elaborar una rutina diaria, con horarios, y distinguiendo los fines de semana.
- Mantener las rutinas de higiene y cuidado personal, y las tareas de limpieza del hogar.
- Mantener los horarios de sueño, las horas de las comidas, etc.
- Seguir con las actividades de las terapias que estuviera llevando a cabo, en la medida de lo posible.
- Tener a mano los teléfonos del centro de salud y de otros recursos o profesionales a los que acudiera, para poder contactar ante cualquier problema.

En otros casos, las personas necesitan de los cuidados diarios que les ofrecen sus familiares. ¿Qué pueden hacer los familiares?

- No desatender su propio cuidado, y tomarse descansos. Es necesario que estén bien para poder cuidar bien de él/ella.
- Pedir ayuda a otras personas para que colaboren en el cuidado del familiar, o para atender otras tareas que le liberen de la sobrecarga.
- Prestar atención al comportamiento del familiar, por si se producen cambios que requieran alguna intervención.
- Escuchar y contar con la opinión del familiar, en la medida de lo posible, en cuanto a las tareas,  rutinas y actividades en el domicilio.
- Ajustar, cuanto sea posible, las rutinas, horarios y actividades cotidianas anteriores del familiar, a la situación de confinamiento.
- Mantener el contacto con amigos, para distraerse de la situación de cuidado.
- Buscar momentos para expresar sus emociones y preocupaciones, y compartirlos con otras personas.


Fuente: "Guía de orientaciones para el manejo psicológico para personas con trastornos mentales y su familia", del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

martes, 31 de marzo de 2020

10 PAUTAS ANTE LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO POR EL CORONAVIRUS


La pérdida de un ser querido siempre es un momento muy doloroso, en el que tenemos que aceptar una nueva realidad, una nueva vida sin la presencia de esa persona. Pero, actualmente, las condiciones por las que estamos pasando a causa del virus, hacen aún más difícil pasar por este proceso. Uno de esos motivos es la distancia a la que estamos obligados para evitar el contagio, ya que no nos permite acompañar al enfermo, ni nos permite realizar una despedida junto con la familia. Esto nos puede hacer sentir emociones muy intensas, que nos generen gran malestar: frustración, tristeza y culpa por no poder estar con el familiar, rabia, etc. Pero ¿qué podemos hacer ante esta situación? 

El dolor es inevitable, y tampoco podemos cambiar lo ocurrido o la situación por el virus. Sin embargo, podemos tener en cuenta algunas pautas que nos pueden ayudar a sobrellevarlo:

1. Aceptar nuestro dolor y el de los demás: cuando intentamos no sufrir, podemos provocarnos más dolor aún, que se une al de la pérdida. Así, en muchas ocasiones, pensamos que expresar nuestro dolor provoca más sufrimiento a los demás, e intentamos reprimirlo. Otras veces, somos nosotros quienes les decimos a los demás cosas como "no llores", "hay que seguir adelante", etc, en vez de dejarles expresarse. Sin embargo, nuestra tristeza, el dolor que sentimos, las lágrimas, nos mueven, nos ayudan a aceptar y a asimilar lo que ha pasado, y nos acercan a los demás, promoviendo el apoyo entre las personas, que es un gran alivio del dolor.

2. Entender que cada persona es un  mundo: cada uno vive la pérdida de una forma distinta, necesita un tiempo diferente para recomponerse, o expresa su dolor de distintas maneras. Habrá personas que se sientan más cómodas llorando en soledad, habrá otras que quieran hablar de lo ocurrido constantemente... Por eso es importante respetar cómo lo vive cada uno de nuestros seres queridos y no intentar forzarlos a hacerlo de otra forma, más aún al pasar tanto tiempo juntos en el mismo domicilio.

3. Tener en cuenta a los niños: cuando hay niños pequeños en la familia, en ocasiones, se tiende a evitar que tengan contacto con lo ocurrido, que vean a sus padres llorar, que vayan al tanatorio, etc. Sin embargo, hasta los niños más pequeños notan que algo ha pasado, aunque no se les diga nada. Ellos son capaces de percibir los estados emocionales negativos de las personas que les rodean, posibles cambios en las rutinas, etc. Por ello, es recomendable darle una explicación sencilla y adaptada a su edad, de lo que ha pasado. Explicarles cómo nos sentimos, y cómo van a cambiar algunas rutinas debido al fallecimiento, puede ayudarles a entender y afrontar mejor la situación.

4. Exprésate como quieras: es importante ventilar lo que sentimos, pero, a veces, no es fácil, porque tenemos emociones tan fuertes que nos abruman, e intentamos frenarlas. Hay que dejar salir la emoción. Para ello, piensa cómo te sería más fácil. Puedes hablar de lo ocurrido con algún familiar, o a lo mejor te es más sencillo hacerlo con un amigo ajeno a la pérdida, o incluso, con alguien con quien no tengas una relación personal. Siempre habrá alguien dispuesto a escucharte. También puede ayudarte escribir cómo te sientes o sobre algún recuerdo bonito que tengas de esa persona. Quizás escuchar música, cantar, tocar algún instrumento, pintar, hacer garabatos... Cualquier actividad que te permita sacar la tristeza, la frustración, la culpa... es un buen recurso.

5. Despídete: aunque no sea posible hacer un velatorio, funeral, etc, puedes organizar una despedida desde el domicilio. Reunid fotografías, vídeos, poned velas, música que le gustara al familiar fallecido. Podéis hacer videollamadas para que otros familiares puedan acompañaros en ese momento. Dedicad el tiempo que necesitéis, sin interrupciones, para decir unas palabras, rememorar momentos, etc. Después, podéis recoger esos objetos o apartarlos en algún rincón del domicilio, para dejar el espacio necesario libre, en la estancia, para seguir con la rutina.

6. Aceptar la situación que estamos viviendo: ser conscientes de las dificultades que vivimos en la actualidad por el virus nos puede ayudar a entender lo ocurrido y cómo nos sentimos. Si no estuvimos con nuestro ser querido en sus últimos momentos fue por obligación, por evitar nuestro contagio y el de otras personas, y eso, también lo sabía la persona fallecida. De igual forma, si no podemos acompañar en el duelo a nuestros familiares con besos y abrazos, sabemos que podemos llamarlos o contactar con ellos por redes sociales, hacer videollamadas, etc.

7. Busca actividades que te hagan sentir bien: primero, piensa en las cosas que dan valor a tu vida (por ejemplo, pasar tiempo con tus seres queridos, tu vocación, ayudar a otras personas, cuidarte...). Después, piensa cómo puedes llevarlas a la práctica, según las limitaciones que hay actualmente (por ejemplo, jugar o enseñar cosas a los niños de la casa, hacerle la compra a la vecina que necesita ayuda, estudiar, compartir conocimientos o habilidades a través de redes sociales, bailar, hacer yoga...). Y piensa en cuánto tiempo necesitas para ello, y cuánto tiempo puedes dedicarle, realmente. Planteate unas metas realistas, según tus recursos, tus habilidades o capacidades, y las 24 horas que tiene cada día. Luego, ponte manos a la obra.

8. Planifica una rutina: dedica un tiempo a elaborar un horario, donde incluyas las tareas del hogar, la higiene, el trabajo, el ocio, el cuidado de familiares... Piensa a qué hora vas a acostarte y levantarte, para dormir las horas necesarias; y cuánto tiempo van a requerir las actividades que vas a hacer a lo largo del día. Llevar una rutina nos ayuda a normalizar la situación de pasar el día dentro del hogar, y nos ayuda a mantenernos activos y evitar el aburrimiento y el desánimo.

9. Cuídate: hay mil formas de hacerlo, desde dedicar más tiempo a cocinar o hacer recetas saludables, dormir las horas necesarias, o hacer algo de ejercicio físico; hasta darse un baño relajante, leer una novela o darse un masaje en los pies. Recuerda lo importarte que eres para ti. El tiempo que te dediques te hará sentir bien y estar más animado para enfrentarte a esta situación.

10. Permítete sonreír de nuevo.



Fuente: "Guía de apoyo psicológico a personas que han perdido a un familiar consecuencia del Coronavirus", del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.