martes, 12 de septiembre de 2017

EL SUICIDIO EXISTE


Hace relativamente poco, sacaron una serie de televisión en la que la trama parte del suicidio de una chica adolescente. Se ha hablado mucho de la serie, en el sentido de lo dura y violenta que puede resultar, o si puede hacer que adolescentes que puedan estar planteándose acabar con sus vidas, finalmente, lo hagan.

Obviamente, para una persona que está sufriendo, viviendo acoso, violencia, abandono, rechazo... ver, de forma tan explícita (aunque sea ficción) el mismo sufrimiento que vive a diario, únicamente va a hacer que lo reviva, y se hunda más. Pero el hecho de que no lo vea, tampoco va a hacer que su situación mejore. De hecho, esas personas necesitan ayuda de los demás, y para que los demás ayuden, tienen que ser conscientes de ello, de la importancia de lo que hacen... y de lo que no hacen... de lo que pueden... y no pueden hacer.

Hacer una serie, un libro, un documental, una obra de teatro... lo que hace es concienciar a la población de que ese problema existe. Es algo primordial para poder enfrentar este problema que afecta a tantas personas en el mundo. Pero ¿cómo aprender sobre un tema tabú, sobre algo de lo que no se quiere hablar? Parece, creemos, que si hablamos de suicidio... le estamos dando malas ideas a personas que se encuentran mal. ¿Acaso no se nos ocurre a cualquiera la idea de querer desaparecer ante un problema que creemos que no tiene solución? El suicidio ya está ahí. No es una idea que no se le haya ocurrido al otro... La diferencia entre plantearse hacerlo o no depende, simplemente, de los motivos que tenga para vivir, de las aficiones de esa persona, de las esperanzas que tenga de una vida mejor, del cariño y apoyo que sienta de las personas que estén a su alrededor...

Como en todo tema tabú, el desconocimiento hace que surjan mitos sobre cómo es, cómo surge, etc. Estos mitos hacen que se desconozca más todavía cómo es. Por eso, vamos a ver algunos mitos sobre el suicidio.

El que amenaza con suicidarse no lo hace: El 80% de los pacientes que se han suicidado han expresado sus ideas de suicidio. Cualquier amenaza de suicidio debe ser tomada en serio. No olvidemos que es la vida de una persona lo que está en juego. Si alguien te habla sobre esto, aunque tengas miedo, aunque no quieras oírlo, escúchale, y ofrécele tu apoyo. Seguramente no estés capacitado para encargarte tú sólo de ayudarlo, por eso, siempre, busca ayuda profesional.

Tras una tentativa de suicidio y la posterior mejoría, ya no hay riesgo, no lo vuelve a intentar.  Algunos expertos hablan de que los 90 días posteriores al intento son los más peligrosos. El hecho de que la persona no consiga morir en intento (porque se asusta, algo del plan sale mal, o alguna persona consigue frenarlo), y después, parezca que está mejor, no quiere decir que no lo vuelva a intentar. Puede recaer,o puede que simplemente esté más tranquilo, porque ya haya decidido una mejor forma de hacerlo. Por eso, no debemos bajar la guardia. Es preciso que el apoyo emocional se mantenga en el tiempo.

Si se compromete a no suicidarse, no lo va a hacer: hacer un "pacto de no suicidio" no es ninguna garantía de que no se vaya a suicidar (puede cambiar de opinión, puede haber mentido al comprometerse o, simplemente, dejarse llevar por un impulso y cometer el suicidio).

Sólo los enfermos mentales tratan de suicidarse. No es cierto. Una persona, por el hecho de tener un problema psicológico, no tiene porqué intentar suicidarse. Al igual que una persona "sana" (sin problemas psicológicos) puede hacerlo (por ejemplo, por un impulso ante un problema desbordante, puede acabar en tragedia).

• Preguntar por las ideas de suicidio incrementa el riesgo de suicidio: No hay evidencia de que preguntar directamente por ideas de suicidio aumente el riesgo en los que ya lo tienen, o dé ideas en los que no las tienen. Lo más probable es que la persona se sienta reconfortada por poder hablar de estos pensamientos. Además, preguntar es la única herramienta para poder saber la peligrosidad del intento.

La conducta suicida se hereda: es más cuestión de los condicionantes socioeducativos, es decir, de cultura, de educación, de forma de vivir, de los recursos que haya aprendido la persona para enfrentarse a los problemas (cosas que se aprenden en la familia y el hogar durante la infancia).

El suicidio es impulsivo. Aunque la ejecución así sea, la ideación no lo es. Es decir, el hecho de planear cómo, cuándo, dónde... no es nada impulsivo. Es una acto muy reflexivo. Pero tiene que haber cierta impulsividad para llevarlo a cabo, porque en el fondo, nadie quiere morir.

Los que se suicidan es porque realmente desean morir. No es cierto. ¿Conoces a alguien que no quiera ser feliz? Todo el mundo quiere vivir y disfrutar de los placeres de la vida, sean más o menos grandes, importantes, cotidianos... Las personas que desean morir... no desean morir, desean dejar de sufrir.

La mayoría de los suicidas no avisa. No es cierto, hay signos directos o indirectos, verbales o comportamentales. Por ejemplo: hay casos en los que expresan sus ideas suicidas directamente, o expresan su deseo de dejar de sufrir... O empiezan a aislarse, dejan de hacer las actividades de las que antes disfrutaban, todo parece darles igual... O, de repente, quieren hablar o hacer regalos a sus seres queridos (se están despidiendo porque han tomado la decisión). O siempre se les ve muy deprimidos, quejándose, llorando, intentando buscar ayuda y, de repente, parecen calmados y tranquilos (es porque piensan que van dejar de sufrir, porque ya han tomado la decisión).

Los intentos de suicidio aparecen en las personas con problemas graves. Lo importante no es la gravedad del problema, sino la sensación de escasez de recursos para poder hacer frente a la situación, la desesperanza ante ese futuro horrible que se cierne sobre ellos...


Os dejo un documental que habla sobre el suicidio, por si queréis saber más sobre el tema.




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