sábado, 5 de noviembre de 2016

AMOR, ¡AMOR! ¿AMOR?


Ayer vi un cortometraje, muy sencillo y claro, que expresa ideas muy claras sobre el amor y las relaciones de pareja. Os dejo el vídeo por si queréis verlo antes de continuar leyendo.


Todos sabemos, hemos vivido, lo que es el amor. ¿Cuántas películas románticas somos capaces de recordar? ¿Y libros? ¿Cuántas personas conocemos que estén enamoradas? ¿Y que tengan pareja? No hace falta tener pareja o estar enamorado para saber lo que es el amor. Historias que nos enseñan que el amor puede provocar guerras, que el amor verdadero es para toda la vida, y que una vez lo conocemos, no podemos vivir sin él. Es muy romántico pensar que por amor, se puede llegar a morir. Todos tenemos en la cabeza esa imagen de Leonardo DiCaprio congelándose en un mar helado porque su amada sobreviva encima de una tabla. Todos conocemos el trágico final de Romeo y Julieta. Un amor tan grande que lo abarca todo, que llega a ser más importante, incluso, que los propios protagonistas de ese amor. Todos queremos vivir algo así. Todos crecemos con esa idea de amor en la cabeza, entendiendo que el amor es entregarse al otro al 100%, darle tu corazón, tu vida, tu todo, todo lo que tengas, porque el amor es eso. Crecimos viendo películas de dibujos en las que la trama empezaba cuando dos jovencitos se encontraban y se enamoraban de un flechazo. Y la película terminaba cuando esos jovencitos conseguían, luchando contra todo, estar juntos al fin (y me pregunto: ¿no les pasa nada más? ¿sólo importa el amor?) Todo era maravilloso. Los niños crecían pensando en encontrar su princesita que rescatar y proteger, y las niñas, deseando la llegada de su príncipe azul. Parece muy simple. Parece mentira. Pero esa es la idea que solemos tener del amor. 

Un chico nos gusta si es caballeroso y nos retira la silla, nos lleva flores o nos invita a cenar. Pronto nos enamoramos. Pero, ¿qué pasa luego? Seguimos con esa idea de amor que tenemos: "si somos novios, todo tiene que ser bonito, tiene que ser atento conmigo y hacerme regalos"; "tenemos que ir juntos a todos lados"; "él/ella es lo más importante"; "¿se habrá enfadado?"; "¿estará pensando en mí?"... Y le damos todo lo que tenemos. Podemos llegar a dejar nuestros amigos, nuestra familia, nuestro trabajo... TODO. Es muy bonito... mientras dura.

Lo que estoy escribiendo parece una carta de odio al amor, pero no es así. Es odio al amor insano, es odio a esas ideas de amor que conducen al dolor y al sufrimiento. Porque somos humanos, y podemos equivocarnos y entender que ciertos actos son muestras de amor... y en realidad, son todo lo contrario. Por ejemplo: los celos. No son muestras de amor, es desconfianza, es miedo, es pensar que no valgo lo suficiente para el otro... y tengo que estar pendiente para que no me deje. Los celos son control, atan y obligan.

Cuando nos enamoramos de esta forma insana, hacemos que nuestra vida gire en torno a la otra persona, hasta el punto de que esa persona es más importante que nosotros mismos. Por ejemplo, si la otra persona quiere algo caro que no nos podemos permitir, yo me quito de todos mis deseos para poder comprar lo que el otro quiere; o si no le caen bien mis amigos, dejo de verlos por completo (porque no sea que enfade); si no le gusta el rock, vendo mis discos y mi guitarra; si es celoso, dejo de hablar con chicos o sólo salgo con él. Esto son sólo ejemplos, pero ejemplos que todos conocemos. ¿Cuántas parejas se espían el móvil y las redes sociales? ¿Cuántas parejas han discutido porque la aplicación que usan para hablar marca que han leído el mensaje pero no lo han contestado? Y mi pregunta es: ¿eso es amor? NO. Eso es dependencia, desconfianza, prejuicios. Nos enfadamos si el otro piensa de forma distinta a nosotros, si le gustan cosas distintas, si hace las cosas de forma distinta a como lo hacemos nosotros... porque "así no se hace", "eso no se piensa", "eso no es divertido"... Se generan conflictos que no sabemos resolver, porque todo tendría que ser perfecto, pero nadie nos ha enseñado cómo hacer que lo sea. En las películas de dibujos, los jovencitos enamorados no discutían... o lo arreglaban cuando él les hacía un regalo... porque "si me hace un regalo es porque se arrepiente y eso es que me quiere". Pero siendo adultos, un regalo tras otro... no es una solución. Y nos frustramos, Nos frustramos mucho. Y puede llegar el punto en que la relación termine. Terminan los conflictos, pero llega el dolor y el vacío. Esa persona era nuestro TODO. Lo más importante. ¿Qué nos queda cuando se va? Sólo quedamos nosotros mismos. Nosotros somos nuestro todo, debería ser suficiente, pero no lo vemos. Estamos rotos por el dolor, por todo lo que hemos luchado por estar con esa persona, por lo que hemos dejado atrás por su amor... todo para nada, para ahora estar vacíos, solos y sin futuro. Porque también tenemos la idea de que una persona soltera está incompleta, no puede alcanzar la felicidad sin encontrar a otra persona con la que compartirla. Podemos pensar que estar soltero es como "comer pasta sin salsa": no se saborea la vida en todo su esplendor... Son sólo ideas, pero nos las creemos hasta tal punto que nos podemos deprimir pensando que no volveremos a ser felices sin la otra persona.

¿Merece la pena un amor así? Yo creo que no. Hay otro amor, el amor "de verdad", el amor sano, el amor que nos libera, que nos hace crecer, que nos anima a ser mejor. El amor que nos respeta, no que nos juzga. Que no nos ata al otro, si no que nos sirve de apoyo, que nos enseña y nos ayuda. Un amor formado por dos personas, donde lo importante son ellos mismos. Un amor creado por una unión de dos personas igual de importantes. Algo que crece al juntarse. Dos personas con un amor sano es un 1+1=2. Cada uno con su vida, amistades, aficiones, personalidad, familia, trabajo... que cuando se juntan forman algo hermoso y grande, pero que pueden separarse sin romperse del todo.

Cuando en la relación se puede salir sin el otro, con la tranquilidad de saber que no se enfada, ni desconfía, y que te preguntará qué tal te ha ido y si lo has pasado bien, de corazón. Cuando tenemos la tranquilidad de poder decir cualquier cosa sin ser criticados por el otro. Cuando tenemos un problema y sabemos que podemos recurrir a él/ella. Cuando nos amina a quitarnos los miedos de encima y avanzar en la vida. Cuando te hace sentir valioso/a. Cuando te pregunta qué opinas. Cuando quiere que decidáis entre los dos. Cuando no obliga. Cuando te deja siempre tomar tus propias decisiones. Cuando se preocupa por cómo estás o cómo te sientes. Eso sí es AMOR.

No ama más quien más da al otro, si no quien da lo que el otro NECESITA. Quien respeta, quien ayuda, quien está a su lado. Igual que no coge del otro, más de lo que realmente necesita. El amor sano es "tú y yo", no sólo "tú y tú".

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