Se llama profecía autocumplida a un fenómeno estudiado desde la Psicología: cuando pensamos que algo va a pasar, nos comportamos de tal forma que hacemos más probable que eso ocurra.
Para explicarlo de forma sencilla, y reflexionar sobre las consecuencias que puede tener, he inventado esta historia:
MENGANITO Y SUS PROBLEMAS
Menganito era un chico normal, con una vida normal. Había estudiado, trabajaba cuando podía, de lo que podía. Tenía amigos con los que salía a menudo, y una familia con la que tenía sus más y sus menos, pero que lo querían. Pero Menganito siempre tenía problemas. Por ejemplo, Menganito desconfiaba de la gente, y siempre que tenía que hablar con personas desconocidas, se comportaba de forma desagradable y borde, por lo que siempre terminaba discutiendo por cualquier tontería. Siempre le costaba encontrar trabajo y se preocupaba mucho cuando lo encontraba, pensando que le iría mal por cualquier cosa... y al final, siempre le terminaban despidiendo.
Una noche, Menganito tuvo un sueño muy extraño. Soñó que venía a verle el fantasma de sus problemas. Era un anciano arrugado, con la cabeza enorme, y el cuerpo consumido en los huesos. Le dijo a Menganito que le iba a llevar a ver el pasado, el presente, y el futuro. En el primer viaje, fueron a la empresa donde Menganito estaba trabajando. Era el día de la primera entrevista de trabajo. Menganito, al darse cuenta, dijo: "¡qué mal rato pasé! Estaba seguro de que no me iban a coger". Vieron a las entrevistadoras hablando de los candidatos, antes de comenzar con las entrevistas, y de Menganito dijeron: "tiene más experiencia que el resto, seguramente sea el mejor candidato". Menganito se sorprendió puesto que él no confiaba en sí mismo nunca, y se dio cuenta de que se había preocupado por la entrevista sin tener motivo. Pero el viaje no terminó ahí... Vieron la entrevista. Menganito estaba muy inquieto, y se enteró mal de lo que le decían y preguntaban, se le veía nervioso y con ganas de marcharse. Al finalizar la entrevista, Menganito no fue elegido, pero lo contrataron porque los demás candidatos rechazaron el puesto. Las entrevistadoras decidieron darle una oportunidad. El fantasma le dijo a Menganito: "Te preocupaste tanto que lo hiciste peor de lo que podías hacerlo. Si no fuera por cómo se comportaron los demás, hoy no tendrías trabajo". Y sin más palabras, le llevo al presente. Era la casa de su jefe. Estaba hablando con su pareja, contándole cómo había ido el día: "El chico nuevo... bueno... no se si pone interés, tarda mucho en hacer tareas sencillas. No sé si le interesa el puesto". Menganito, al oírlo, dijo: "Tardo porque me da miedo hacerlo mal y que me despidan... no estoy seguro al hacer las cosas y las reviso... Además, sé que me van a terminar despidiendo... así que no me esfuerzo mucho a veces". En un segundo, estaban en otro sitio. Era el viaje al futuro. Estaban otra vez en la empresa. Habían llamado a Menganito para una reunión con el departamento de Recursos Humanos. "Menganito, lo lamento, pero hemos decidido que no sigas trabajando con nosotros. Hemos estado viendo cómo te desenvuelves y no has mejorado en todo este tiempo. No has sido resolutivo y has tardado mucho en hacer algunas tareas muy sencillas. Así que éstos son los papeles del despido". Menganito se quedó mudo, atemorizado por ver cumplido aquello que tanto había temido. Se volvió al fantasma y dijo: "Sabía que no lo iba a conseguir". Y el fantasma le contestó: "El futuro no está escrito. Éste es uno de los múltiples finales que pueden ocurrir. En tus manos, y en tu cabeza, está la posibilidad de cambiarlo". Menganito no le entendía, no sabía qué podía hacer. Antes de desaparecer, el fantasma le dijo: "Para cambiar tu forma de actuar, primero debes saber qué te hace actuar así".
Menganito se despertó, empapado en sudor y desorientado. No sabía si lo que había ocurrido era o no verdad, si había sido un sueño... y si ya había despertado o no. Se pellizcó, fue a beber agua. Pensó que sólo había sido un sueño, y se fue a dormir. Pero no consiguió conciliar el sueño, sólo pensaba en el despido.
Unos días más tarde, le dijeron que pasara por las oficinas de la empresa, y ocurrió exactamente lo que pasó en el sueño del viaje al futuro. Regresó apenado a su casa, pensando en todo lo que había pasado, sin saber qué podía hacer. Se quedó toda la noche despierto, esperando que el fantasma apareciera para preguntarle qué debía hacer. Pero no llegó. Menganito pasó días pensativo, recordando todo lo que le había dicho el fantasma. Y finalmente, se dio cuenta de que al tener miedo a que no le contrataran o le despidieran después, iba nervioso, daba peor impresión y rendía menos porque tardaba más de la cuenta en hacer el trabajo porque lo hacía sin ganas... Un trabajo que él sabía hacer perfectamente. Así que decidió no creer más que le iba a ir mal en la vida. Y, a partir de ahí, le fue un poquito mejor.
Fin.
Solemos imaginarnos cómo nos van a ir las cosas. Pensamos qué cosas queremos lograr u obtener, y nos da miedo, o nos preocupamos, cuando creemos que no lo alcanzaremos. A veces, esas preocupaciones son tan grandes que empeoran la situación, nos hacen ser menos productivos o menos resolutivos, y aparecen problemas que nos alejan de aquello que queríamos. "Ya sabía yo que no lo iba a lograr". Ese pensamiento lo hemos tenido todos en algún mometno de nuestra vida. Pero no nos damos cuenta de que, en realidad, no sabemos nada. Sólo nos dejamos llevar por nuestros pensamientos. Otro ejemplo sería cuando discutimos con otra persona, porque pensamos que nos va a criticar, nos va a juzgar o nos va a hablar mal, y somos nosotros mismos quienes comenzamos la discusión, porque le hablamos mal, anticipando esa mala respuesta que esperamos del otro. "Ya sabía yo que me iba a decir algo malo/ que se iba a meter conmigo... etc".
A veces, somos nosotros mismos quienes hacemos más probable aquellas cosas que no queremos que ocurran, sólo porque pensamos que van a ocurrir. Paremos un momento, y actuemos con calma y con tranquilidad. Sepamos que nos podemos equivocar y no adelantemos acontecimientos. Quizás las cosas vayan mejor entonces.
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