En una entrada anterior ( pincha aquí para ver la entrada ), ya explicamos lo que son los prejuicios: creemos saber cómo es una persona a partir de una única característica suya. Lo etiquetamos, y nos comportamos hacia él/ella de forma distinta a partir de esas ideas sin fundamento.
El problema es que no solemos juzgar a los demás de forma positiva, sino negativa. Si alguien es distinto, tendemos a pensar que aquello que lo diferencia, sus características, son peores. Tendemos a apreciar/disfrutar/acercarnos a aquello que nos parece semejante a nosotros, porque creemos conocerlo, nos da confianza, nos da seguridad. Pero aquello que no conocemos... nos genera incertidumbre. Y a nadie le gusta la incertidumbre. Todos queremos saber qué es lo que va a pasar, porque nos hace sentirnos seguros, tener sensación de "control", porque sabemos cómo tenemos que actuar. Pero cuando algo es desconocido, perdemos esa sensación de control. Por ese motivo, tendemos a alejarnos/rechazar/despreciar lo que es diferente. Y ese rechazo, el desprecio a los demás, nunca trae cosas buenas, ni para aquellos que son despreciados, ni para los que desprecian.
Ejemplo de esto es el corto que os dejo aquí debajo.
Moraleja: no juzgues a nadie por sus apariencias, y mucho menos, busques su perjuicio, porque, en realidad, tú mismo te estarás generando daño (por el desprecio que te devuelva la otra persona, o por perder la oportunidad de enriquecer tu vida al acercarte a esa persona).
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