Todos tenemos monstruos. Uno, dos, tres... o miles. Pero todos tenemos, al menos, uno. Se podría pensar que nacemos con uno debajo del brazo. Pero ¿todos los monstruos son malos? Según alguna películas, no. La sociedad nos dice que sí. Hemos crecido con la idea de que los monstruos son malos y que tenemos que luchar contra ellos. Afortunadamente, la sociedad cambia. Ahora, los niños pueden tener una idea distinta de ellos...
Los monstruos son muy distintos los unos de los otros. Cada monstruo depende de su humano, de cómo nosotros lo veamos. Podemos tener monstruos que nos atemorizan y nos dicen que hacemos las cosas mal, que no valemos, que se van a reir de nosotros, que no vamos a lograr nuestras metas, o que nos recuerdan nuestros peores momentos vividos, monstruos que nos hacen desconfiar de los demás o del futuro... Los mosntruos no nos dejan ser felices. Pero, ocurre una cosa: cuanta más atención les prestemos, más grandes nos parecerán, más grandes serán sus colmillos, más nos gritarán... en definitiva: más daño nos harán. Cuanto más pensemos en ellos, cuanto más luchemos contra ellos, más fuertes se harán, seguirán ahí, y más agresivos serán... Dos no pelean, si uno no quiere, ¿verdad?
Quizá, si los dejamos existir, si aceptamos que estan ahí, y no luchamos contra ellos, se aburran de gritarnos, bajen su voz y se vuelvan chiquititos.
Si les oímos pero no nos creemos lo que dicen, sus palabras no nos harán daño, y podremos darnos cuenta de algunas cosas: lo que es importante para nosotros y cuáles son nuestros miedos. Si hacemos esto, quizá podamos sacar algo positivo: el que nuestros monstruos nos ayuden a enfocar nuestra vida a las cosas importantes, que nos hagan reflexionar y cambiar nuestras actitudes y comportamientos... y podamos acerarnos a aquello que nos hace tener una vida plena.
Miremos a nuestros monstruos a los ojos. Seamos conscientes de que allí están y de que no se van a ir. Veremos que no son tan horribles como creíamos. Veremos que sus palabras son sólo aire que sale de su boca con la intención de engañarnos. Sus palabras son mentiras. Escuchemos sin creerlo. Pensemos, reflexionemos y busquemos crecer en la vida. Solo haciendo frente al miedo podemos superarlo.
Aceptemos lo que no podamos cambiar y luchemos por aquello que esté a nuestro alcance.
Los monstruos pueden ser malos, pero más malos serán cuanto peor sea nuestra mirada hacia ellos. Tengamos en cuenta que podemos aprender de ellos. Veamos su "lado bueno" y aprovechémoslo. Estarán ahí de todas formas...
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