Cada 365 días, la Tierra da una vuelta al sol. ¿Qué mejor que celebrarlo? El 31 de diciembre es una de las fechas que se celebra prácticamente en todo el mundo. En cada país, se celebra de distintas maneras, se busca la suerte de distinta forma... pero hay algo común en todos lados: los nuevos y buenos propósitos que cada uno tiene para el nuevo año que entra.
Hay propósitos muy comunes, como dejar de fumar, empezar a hacer ejercicio o aprender algo. Otros, pueden ser menos frecuentes. Pero todos tienen algo en común: la dificultad de llevarlo a cabo. Porque hay mucho camino entre pensar una meta y llegar a alcanzarla. Todo es posible de conseguir, pero si sólo fijamos el objetivo, nos será muy difícil alcanzarlo. Sería como querer ir de viaje a París pero sin pensar cuándo, ni en qué transporte, ni el hotel... Al final nos quedaríamos en casa esperando a que París apareciera.
Por eso, os voy a proponer unos consejos básicos para facilitaros que en el 2017 podáis alcanzar vuestros propósitos:
- Definir el propósito: a veces, llegamos a las campanadas sin saber si quiera nuestros propósitos, y cuando llega el momento, surgen algunos deseos... sin materializar. Es decir, cosas nada concretas, muy ambiguas y amplias. Por ejemplo: "fumar menos", "estudiar más", "aprender inglés". No me refiero a que sean malos propósitos, pero cuanto más estén definidos, más fácil es alcanzarlos. Por ejemplo, podrían convertirse en "fumar menos de una cajetilla al día", "estudiar dos horas de lunes a viernes", "ir a clases de inglés".
- Analizar el propósito: se trataría de pensar si ese objetivo es viable para nosotros, si realmente lo podemos llevar a cabo. Por ejemplo, ir a clases de inglés puede ser inviable para una persona que trabaje a turno partido, a no ser que encuentre una academia para los fines de semana; o para una persona que no pueda pagarlo (aunque hay centros donde la cuota es mínima). Es decir, se trata de ver si hay algo que me haga imposible alcanzarlo. Si esto ocurre, hay dos dos posibilidades: A) reformular el propósito en cuanto a sus características (por ejemplo: comprar materiales autodidácticos para "estudiar 3 horas/semana inglés en casa"); o B) cambiar de propósito (buscar otro propósito que podamos realizar).
- Desglosar el propósito: se trata de imaginarse cada uno de los pasos que nos acercan desde el punto en el que nos encontramos ahora hasta nuestra meta. Por ejemplo: decidir cuánto dinero podemos invertir, en cuántas academias vamos a pedir presupuesto y horario, cuándo y cómo vamos a contactar con las academias, y una vez que tengamos toda la información para decidir, cuándo vamos a empezar a ir a las clases. Es importante que el plan sea realista, es decir, que si al mes podemos gastar 100 euros, no pongamos de límite 200, porque iremos el primer mes a la academia, pero el segundo no podremos pagarlo. O pensar que en una semana vamos a haber consultado todas las academias de la zona, si sólo tenemos una hora al día para hacerlo. Si no podemos llevar a cabo el plan, nunca alcanzaremos la meta, por eso tiene tanta importancia ajustar el plan a nuestras circunstancias.
- Llevarlo a cabo: una vez elaborado el plan, el siguiente paso es hacerlo. Aquí, podemos abandonar en el caso de que el plan no sea realista y no se pueda cumplir. En ese caso, lo único que hay que hacer es pensar qué ha fallado del plan y buscar alternativas. Si el plan está bien elaborado y nos hemos apuntado a la academia, ya sólo queda una cosa (pero no por ello lo más sencillo): ir, moverse intentarlo. Es difícil por la pereza (por ejemplo, por el mal tiempo que haga, lo cansados que estemos...), pero también porque tenemos que crear una buena rutina. Hacer algo nuevo con frecuencia, en nuestro día a día, no es algo sencillo. Supone reorganizar cosas, más esfuerzo, menor tiempo libre, más gastos... Si después del trabajo solíamos quedarnos tomando algo con los compañeros, ya no podemos hacerlo, y, además, vamos a hacer otra cosa que puede ser menos divertida y que nos cansa porque requiere esfuerzo. Por eso, es importante buscar motivaciones. Por ejemplo: recordarnos por qué hemos querido cumplir ese propósito y pensar en los beneficios que tiene a largo plazo; o darnos pequeños caprichos después de realizar la actividad (salir a tomar algo con los amigos después de la clase, leer, escuchar música...).
- Realizar el propósito con otras personas ayuda a no dejar de hacerlo (por ejmplo, apuntarse con algún conocido).
. Buscar cosas que nos puedan gustar (por ejemplo, si queremos hacer ejercicio pero nos aburrimos en el gimnasio, a lo mejor nos puede gustar más ir a clases de baile, o zumba, yoga...).
- Son más fáciles de lograr los pequeños objetivos: si el objetivo es muy difícil, o no está ajustado a nosotros, nos llevará mucho esfuerzo y terminaremos abandonando. Por ejemplo, no es lo mismo correr 5 km al día para alguien que ya corre, que para alguien que casi no camina. En este caso, sería mejor ponernos pequeñas metas, como empezar caminando media hora todos los días, y ir aumentando la exigencia en función del progreso que se vaya haciendo.
- Buscar el tiempo y el lugar idóneos para hacerlo, generando una rutina, hace más cómodo seguir haciéndolo en el futuro.
- Alegrarnos cuando lo hagamos cada vez, y no reprocharnos a otros mismos el no hacerlo un día. Lo importante es que aunque un día no podamos, lo hagamos al siguiente.
- Centrarnos en un propósito. Si tenemos mil ideas en la cabeza, será mucho más difícil cumplir cualquiera de ellas. Por eso, es mejor pensar cuál nos interesa más y empezar por ahí. Ya tendremos tiempo de cumplir el resto.
- Centrarnos en un propósito. Si tenemos mil ideas en la cabeza, será mucho más difícil cumplir cualquiera de ellas. Por eso, es mejor pensar cuál nos interesa más y empezar por ahí. Ya tendremos tiempo de cumplir el resto.